Xavi précise qu’il a décidé de quitter le Barça en début de saison

Estuvo Joan Laporta el domingo en la oficialización de la marcha en diferido de Xavi Hernández y volvió a estar el presidente en Sant Joan Despí dos días después, en la víspera del Barça-Osasuna, cuando se inicia la cuenta atrás de la despedida del entrenador. El partido en el que el foco se sitúa única, pero inicialmente, en el césped, donde se comprobará si es acertado el análisis del técnico de que su renuncia relajará a los jugadores y mejorarán sus prestaciones. De no ser así, el haz de luz cegadora enfocará hacia el palco para iluminar a los otros y ocultos responsables del momento.  

En la jornada 20, y el último día de enero, comienza una nueva etapa en el Barça con las mismas caras. 

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Xavi expuso un sinfin de argumentos para justificar su abandono. Fueron tantos que no quedó nada en claro; ueno, solo uno: está harto de muchas cosas. Tomando como punto de partida el momento en que empezó a sopesar la idea de acabar su etapa en esta campaña, podría deducirse el origen de ese hartazgo, luego rellenado y complementado con otros motivos.

“Decidí irme a principios de temporada”, aclaró Xavi este martes, sin precisar ni día ni mes ni un pretexto concreto.

Principios de temporada era julio, cuando el equipo inició los entrenamientos y la planificación de fichajes para reforzar la plantilla empezaba a resquebrajarse. El acuerdo para la renovación pactado en junio, cerrado con Mateu Alemany y Jordi Cruyff, se aplazó hasta septiembre, sin ninguno de los dos responsables de la dirección técnica, ya despedidos, y con el investido Deco para estampar la firma.

Los refuerzos pedidos no llegaron, sino otros no reclamados, y la plantilla se redujo forzada por el excedido límite salarial. Que aún sigue excedido, porque los 40 millones de la última palanca no se han ingresado.

El sustituto de Gavi no ha sido un centrocampista, sino un delantero de futuro, de momento suplente (Vitor Roque), y la plaza de Alejandro Balde, operado este martes en Finlandia, y lesionado de larga duración susceptible de ser sustituido en la plantilla, no ha aparecido a 24 horas del cierre del mercado.  

“No se ha valorado lo suficiente el trabajo que se ha hecho, que yo creo que es francamente bueno, pese a haber llegado en la época más difícil del club, y eso provoca un desgaste”, explicó Xavi, sin precisar a quién se refería sobre la injusta consideración que cree haber recibido. Divagó Xavi para no señalar directamente a ningún miembro del club, como tampoco acusó claramente a los medios de comunicación por la falta de crédito después de conquistar la Liga y la Supercopa del pasado curso. 

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“Tengo la sensación de que haga lo que haga y diga lo que diga no es suficiente, tengo la sensación de que no me van a comprar nada, por eso me marcho”, lamentó, comparándose con el maltrato que recibieron en su día Pep Guardiola –respaldó ayer la tesis de Xavi sobre la inhumana presión del entrenador del Barça–, Ernesto Valverde o Luis Enrique, aunque reconociendo, eso sí, que el equipo no estaba “cumpliendo las expectativas”. Piensa, no obstante, que el equipo tiene opciones de conquistar la Champions.

Xavi confía en la reacción de sus futbolistas, conmovido por el apoyo y los mensajes de solidaridad del vestuario. De la sala de juntas no habló. Al margen de Joan Laporta, que el sábado en Montjuïc le pedía resistencia y consistencia para agotar el contrato hasta 2025, Xavi no ve la confianza sólida de nadie más. 

A pesar de todo, sí

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A pesar de todo, de su enfado, de su cansancio, de su frustración, de su tristeza, de “lo cruel” que resulta ser entrenador del Barça, antes de materializar su salida del club, no soltó un “nunca más”, como se sabe que dijo Guardiola, o como seguramente piensan Valverde o Luis Enrique, de un futuro e hipotético regreso. Al mismo banquillo que tanta “calidad de vida” le ha restado, agobiado por los disgustos y los sinsabores cosechados.

“No descarto volver”, aseguró. “Soy un hombre de club y me tendrá para lo que necesite, pero ahora necesita más ilusión y otro tiempo de entrenador y de persona”, opinó Xavi, que, pese a todo, entiende que el remedio de los males consiste en su futura renuncia. Su análisis es que las críticas genera una desmesurada presión, lo que les lleva a mostrarse inseguros y erráticos.

Sin embargo, el tecnico no ve una solución a largo término. Cree a su sucesor “le pasará lo mismo” que a él y a sus antecesores por la voracidad del club y de su entorno. Xavi dio un simbólico consejo al desconocido sustituto: “Que sea él mismo, que sea natural, que haga lo que sienta no se deje influenciar”.

Xavi ha aplicado esas máximas y se despedirá “orgulloso” y con “la conciencia tranquila”. “Le aconsejaría que disfrutase, pero es imposible”, concluyó.