La imagen no se va. Ahí sigue, en la retina del oviedismo. Dani Calvo acude al primer palo, su especialidad. Cazorla centra y el central la clava en la red de un cabezazo impecable. 1-2 ante el Espanyol: el Oviedo se sobrepone a un penalti estúpido. Empatar ya sería un buen botín, pero ganar supone prácticamente asegurar el play-off… Es un subidón, una alegría. Y entonces… Un árbitro decide parar. “No, ese gol (que puede determinar una temporada), no vale”. Y así pasó.